..Cuando regamos, nunca sabemos si lo hemos hecho bien o no. Regamos a ojo, porque no sabemos qué ocurre en el suelo.
¿Habrá sido suficiente agua para la planta?
¿Habrá bajado a la profundidad a la que están las raíces?
Es difícil saberlo. La consecuencia directa es que no sabes con certeza cuándo activar o detener el riego.
Pero equivocarse al regar no es una opción.
En caso de estrés hídrico, tus rendimientos caen en picado, por lo que sería la rentabilidad de toda tu explotación la que estaría en peligro. Así que cuando tienes dudas, riegas para «asegurarte» de que a tus plantas no les falte agua.
Pero es por seguridad, no por elección.
En el fondo, sabes que no es la mejor manera de actuar y que podrías ser más eficaz gestionando el riego. Además, también eres consciente de que regar tiene coste y que si riegas de más, sin duda sales perdiendo. Aunque si vives cerca de algún lago o río, quizá el agua no te cueste mucho. Es más, ¿a lo mejor ni siquiera tienes que pagar por ella?
Pero el problema no es el dinero.
Aunque hay que decir que con las subidas del precio de la electricidad, del carburante y del material, regar resulta cada vez más caro, así que ahorrando un poco en esto, podrías mejorar tus márgenes.
No, el problema real es admitir:
«Podría haberlo hecho mejor»
Y no saber si has tomado las mejores decisiones: ¿las plantas tenían suficiente agua?, ¿podría haber cortado antes?, ¿espero unos días más antes de regar?
Para responder a estas preguntas, tampoco es que haya muchísimas soluciones
Sencillamente hay que controlar el riego y, para ello, hay varios métodos, pero no todos valen.
Vamos a presentarte tres métodos clásicos que los agricultores utilizan desde hace mucho tiempo para controlar el riego y, después, un método más reciente y cada vez más popular desde hace unos años.
También descubrirás cómo puedes averiguar de una vez por todas si has regado bien o no.
Método 1: las observaciones sobre el terreno son imprescindibles, pero ¿son suficientes?
Para muchos agricultores, la manera más sencilla de saber si hay que regar o no es ir al terreno con una ahoyadora. Una vez en el campo, basta con cavar un agujero cerca de las raíces y observar la humedad del suelo.
Lo primero que hay que saber es que nada sustituye la habilidad de los agricultores, que conocen sus cultivos y su suelo mejor que nadie, así que ir al terreno a ver cómo están los cultivos es una buena manera de tomar una decisión.
Sin embargo, para tomar una decisión correcta, hay que tener los datos correctos. Lamentablemente, si quieres saber con precisión cuánto y cuándo hay que regar, no será suficiente con cavar un agujero en el suelo.
Además, este método no es el más cómodo, porque lleva tiempo y energía, sobre todo si tu explotación no está al lado de tus terrenos. Para controlar el riego de manera precisa, hay que controlar la variación del estado hídrico del suelo a diario, lo que supondría ir a tus terrenos a cavar una vez al día. Tampoco hace falta que te digamos que hay mil cosas en las que podrías aprovechar mejor el tiempo.
Nota: 3/5
Método 2: los boletines técnicos son prácticos, pero ¿están adaptados a tu suelo y tus cultivos?
Los institutos técnicos, los organismos agrícolas, las cooperativas agrícolas y algunos fabricantes de material de riego suelen editar boletines técnicos para aconsejar a los agricultores que riegan.
Esos boletines suelen contener recomendaciones bastante generales sobre las buenas prácticas en materia de riego e, incluso en algunos casos, las tendencias meteorológicas regionales a corto y medio plazo.
Por ejemplo: «Después de un episodio de lluvia de más de 10 mm, retrasa el riego un día por cada 5 mm adicionales». Al menos, estas reglas son fáciles de aplicar y evitan los errores más burdos, pero el problema de estos boletines es que no suelen llegar a una escala inferior a la provincial, así que el grado de detalle de los datos en los que se basan no es suficientemente fino como para conseguir buenos resultados.
Para saber exactamente en qué momento activar o detener el riego, se necesita información más local y precisa, porque tu suelo no tiene por qué ser el mismo que el de tu vecino y porque puede hacer 3 °C más aquí que 10 km más allá.
Nota: 2/5
Método 3: los balances hídricos son potentes, pero ¿están adaptados a tu caso?
La mayor ventaja de los balances hídricos es que pueden estar elaborados a escala de la explotación. Este método consiste en estimar el estado hídrico del suelo a partir del siguiente cálculo:
Estado hídrico del suelo el día X = estado hídrico del suelo el día X-1 + precipitaciones + riego − evapotranspiración − drenaje/escorrentía
El problema es que la precisión del cálculo depende de la exactitud con la que hayas sido capaz de determinar los diferentes parámetros. A menos que tengas una estación meteorológica conectada, es muy difícil alcanzar un nivel de precisión suficiente para garantizar un resultado fiable.
Por ello, los balances hídricos son útiles sobre todo en situaciones en que el riego requiere poca vigilancia, por ejemplo, cuando hay agua ilimitada y económica.
Nota: 4/5
Todo esto está muy bien, pero…
✔️ si quieres mayor precisión para tomar tus decisiones;
✔️ si te gustaría despedirte del riego a ojo;
✔️ si quieres saber de una vez por todas y sin lugar a dudas cuándo regar tus plantas y cuándo no;
…tienes que encontrar un método fiable para saber lo que ocurre en el suelo.
Precisamente la única manera de saber con exactitud lo que ocurre en el suelo es utilizar herramientas buenas.
Método 4: la técnica infalible para saber cuándo tus plantas necesitan agua.
Para ello, existen sondas de control del riego que puedes instalar directamente en tus terrenos.
A diferencia de los boletines técnicos y de los balances hídricos, no se trata de «calcular» el estado hídrico del suelo, sino de medirlo.
Esto lo cambia todo
Weenat ofrece 2 de ellos.
Con este método, dejas de tener que adivinar y empiezas a saber.
Dejas de dudar y empiezas a decidir.
Por fin, tienes la certeza de que estás haciendo bien tu trabajo.
Pero lo mejor es que gracias a los datos de la sonda, podrás demostrar que has actuado correctamente:
➡️ a la administración meticulosa que quiere imponerte cuotas de agua, mientras tus cultivos se mueren de sed;
➡️ a los vecinos que te señalan con el dedo cuando estás regando a plena luz del día.
Ahora podrás mirarles a los ojos y decirles que estás regando porque tus cultivos lo necesitan de verdad.
Nota: 5/5
¿Cuál será el resultado?
Que estarás empezando a practicar una agricultura más razonada y eficaz, y además, sin esfuerzo, porque una vez que instales la sonda, no tendrás que volver a ocuparte de ella. La sonda medirá sola todos los datos y recibirás los que necesites para tomar tus decisiones directamente en tu teléfono u ordenador.
Desde la primera temporada, notarás los efectos
Tanto en tu reputación, por supuesto, como en el bolsillo, en la carga de trabajo y en los rendimientos.
MÁS INFORMACIÓN
Para ayudar a todos los agricultores que riegan a mejorar su rendimiento, hemos creado el método MÁXIMA PRECISIÓN, una guía en PDF que contiene:
✔️ una comparación clara de los diferentes tipos de sondas de control, con sus ventajas e inconvenientes;
✔️ dos estudios de caso que examinan en detalle y con cifras las técnicas que utilizan varios agricultores para reducir a la tercera parte la duración del riego o para ahorrarse todo un suministro;
✔️ una lista de verificaciones de 16 buenas prácticas para instalar la sonda siguiendo las instrucciones y evitar errores.
